Hace poco tiempo leí un artículo titulado «Dime donde te duele y te diré que tienes que perdonar» el cual confirmó mis sospechas sobre las emociones estancadas. Las emociones sin resolver se transforman en pensamientos que rondan mi mente sin tregua. Muchas veces, sin saberlo, es lo que me impide conciliar el sueño.
Cada vez que perdono, libero con alegría un nudo energético, que seguramente esté bloqueando cualquier parte de mi organismo. Perdonar es el primer paso para encontrar mi paz interior. Sin juicio, sin culpa, es posible. Y como todo, he de empezar por mi mismo, perdonándome, para poder perdonar lo demás.
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Ana Montero del Amo http://anamonda.com