He terminado mi tercera novela: Hoy es el primer día del resto de mi vida, he pasado página, comienza un nuevo camino. Repaso mis últimos movimientos, la cabeza me dá vueltas, he trabajado sin descanso los últimos meses. Necesito un respiro.
Lo primero que hago es un ritual, sí, quiero recordarme mis nuevas metas, la lista de prioridades. No sé qué ritual hacer, así que pincho en Youtube, en busca de ayuda. Aquí está, uno fácil para mí. Escribo todo lo que quiero de ahora en adelante, salud, alegría, felicidad… No es muy original, es lo que queremos todos, aunque luego hay un montón de matices, es decir, no a todos nos hacen felices las mismas experiencias. Ya está, hecho, ritual concluido.
A continuación, pongo mi atención en mí, estoy muy cansada, magullada, estresada. Voy a quererme, a mimarme, a cuidarme. Empiezo por el principio, mi niña interior, y me marcho al campo, a respirar, a contemplar la naturaleza, a conectarme con el origen. Vuelvo a casa renovada y duermo nueve horas de tirón. Al día siguiente, recuerdo que estamos en época de rebajas. MIentras conduzco en dirección a la zona de tiendas, repaso aquello que me gustaba cuando era pequeña y desde luego me encantaba estrenar, vestir algo distinto de lo habitual. La luz del CC me deslumbra. El estómago se contrae y quiero salir de allí. Frente a mí, contemplo un Café, respiro y me acerco, tratando de acallar los pensamiento que siguen girando como un tornado dentro de la cabeza. Elijo una taza de chocolate, antes de adentrarme en la jungla de tentaciones, colas interminables, gritos.
Después de marearme en la primera tienda, no me gusta nada buscar prendas, me dirijo a la segunda y nada más entrar hay un vestido esperándome entre otros muchos; este ha llamado mi atención. Me lo pruebo y lo compro, el precio es estupendo; mañana lo estreno, sin falta.
De regreso, me detengo a contemplar la luna llena, es enorme y muy blanca. Respiro profundamente.
Ya en la cama, elijo una meditación guiada, otra vez en Youtube y consiento que mi cuerpo se relaje completamente, calmando la mente. Visualizo mi presente, pongo mi intención en el futuro y me abandono a la caricia del momento de tranquilidad, mientras el corazón late despacio y la sangre fluye armoniosamente. Quiero agradecer la magia de este instante y repito a modo de mantra: Gracias. Gracias. Gracias…
Gracias por estar ahí.
Ana Montero del Amo
«LA PRIMERA VENTANA» – Capítulo 1- (Echa un vistazo)
EL LABERINTO DE LA TÍA MARA -Sinopsis
Estoy deseando leer esa tercera movela. Gracias Ana
Muchas gracias a ti