La felicidad es una señal poderosa, transmite una fuerte vibración. Pero la felicidad habita dentro de mí mismo.
Es necesario trabajar, esforzarme, sentir alegría, ilusionarme, entusiasmarme y liberar las emociones.
Es imprescindible fijar objetivos, concebir metas y caminar hacia ellas. A veces, el tiempo empleado y las acciones emprendidas son más gratificantes que la obtención del objetivo. Otras veces, en cambio, el camino ha sido largo e incómodo pero la materialización del propósito es mejor de lo esperado.
Nada externo me hace feliz o infeliz. Todo está en mi interior.
«El Laberinto de la Tía Mara» http://anamonda.com/el-laberinto-de-la-tia-mara-sinopsis/
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Ana Montero del Amo http://anamonda.com