Porque olvidé decirte,

sí, quién lo diría, con todo lo que hablamos,

un dia más otro día.

Tantas palabras repetidas,

tantas conversaciones incomprendidas.

Conocerte fue un regalo, en el momento perfecto.

Cuando más necesitaba de toda la alegría,

llegaron tus abrazos, tu olor conocido, tu risa.

 

Parece que establecemos pactos, antes de nacer, con las personas que vamos a conocer,

y no lo sabía.

Todo sucedió tan deprisa, como suele pasar,

y  nada era lo que parecía.

Porque no me podía creer lo que estaba ocurriendo y me perdía,

en la brisa de tus palabras, en el vapor de tu mirada atenta,

porque todo era tan de verdad que parecía mentira.

Pero ocurrió, sí,

cumplimos nuestro trato tácito y luego la ilusión se esfumó,

una vez el objetivo alcanzado la magia terminó.

El pacto no era de este mundo, por tanto, aquí, nos llenó de confusión.

 

Te dije tantas cosas, te hablé desde el alma y desde el corazón,

gasté noches enteras en busca de una explicación.

Quizá algo que detuviera el tiempo, que bloqueara el reloj,

y seguir escuchando la música acurrucados, tú y yo.

Creí que me escuchabas y que juntos, entre los dos,

hallaríamos la clave para vencer la enigmática situación.

Por más que me esforzaba en inspirarte, en provocar una nueva sensación,

el fuego se iba apagado, y gemía el corazón.

 

Creí volverme loca, perturbada de dolor.

Perdí la perspectiva, y así sin control,

me zambullí en el infinito de todas las heridas, hasta que sentí la luz del sol.

Levanté la vista al cielo, azul y naranja bermellón,

y Musa acudió a rescatarme regalándome inspiración.

Revisé mis lamentos y aprendí la lección,

solo eran experiencias para educar la razón,

y ella, la razón, me dice, que gracias al Universo, a la vida, gracias a Dios,

mi alma ahora está tranquila y la alegría baila en mi interior.

Desde el presente añado que he crecido en amor.

 

Porque olvidé decirte lo que no sabía y el tiempo me reveló.

 

Ana Montero del Amo http://anamonda.com

 

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«Soy lo que soy» de Fede Lladó.

 

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